«Entre otras muchas cosas interesantes que me gustan de Bruselas —tanto desde el punto de vista cultural o medioambiental, como social y profesional—, lo que más valoro es tener la oportunidad (en algunas zonas de la ciudad, no lejos del centro) de vivir como en un pueblo (Watermael Boitsfort), donde es fácil ver ovejas, lobos o ciervos, ir dando un paseo por un parquecillo tranquilo para llegar a algunos de los edificios de la Comisión y disponer de numerosas instalaciones (y oportunidades) deportivas en todas partes. Además, la oferta de cursos (deportivos, culturales, musicales, etc.) durante las vacaciones escolares es impresionante.»