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Agnieszka Wendel, asistente lingüista de una unidad de traducción polaca

Llevo quince años trabajando en el departamento de lengua polaca de la Dirección General de Traducción (DGT) en Luxemburgo.

Estudié Filología Hispánica y Estudios Americanos en Polonia, en la Universidad Jagiellonian. Antes de trabajar en la DGT, era funcionaria en el Consulado Americano de Cracovia y quería continuar mi trayectoria laboral en un entorno internacional.

Me gusta mi trabajo porque:

  • siento que formo parte de la sociedad europea,
  • nunca es aburrido,
  • contribuye a mi desarrollo profesional.

Estoy muy contenta de trabajar en la DGT. Siento que estoy haciendo algo verdaderamente importante. Al enfrentarme a problemas cotidianos y cuestiones mundiales puedo ver y comprender lo que significa la UE para todos nosotros. El trabajo del asistente lingüista me ofrece muchas oportunidades porque evoluciona al mismo tiempo que el mundo. Cuando empecé, hace quince años, era un tipo de trabajo completamente distinto. Todo ha cambiado: las competencias, los programas, etc. He tenido la oportunidad de adquirir nuevas competencias informáticas, aprender alemán y francés y desarrollar mis capacidades sociales. También tuve la oportunidad de trabajar durante unos meses en el Parlamento Europeo, que para mí fue una de las experiencias más enriquecedoras.

El mayor reto, desde mi punto de vista, es conciliar la vida profesional y la vida privada. Tengo dos hijos pequeños y soy madre soltera, por lo que valoro enormemente el hecho de que la DGT me permita gestionar mi tiempo de trabajo (por ejemplo, trabajando a tiempo parcial) para organizar mi vida de la mejor manera posible para todos.

Me trasladé a Luxemburgo en 2007, y para mí representó un gran cambio, ya que dejé una gran ciudad de casi un millón de habitantes por una capital mucho más pequeña. Luxemburgo me acogió con lluvia, poco tráfico y un ambiente internacional. Me gustó mucho la eficacia del transporte público, que me ofrecía muchas opciones para llegar al trabajo sin problemas y, por lo general, a tiempo. Vivir en Luxemburgo abre la mente. Puedes oír muchos idiomas en la calle y puedes hacer amigos de toda Europa. Te sientes de verdad parte del mundo.

Asistente lingüista de una unidad de traducción polaca de la Comisión Europea (Dirección General de Traducción)